El Comercio Mundial del Agua
Canalizaciones
Los bucaneros del agua ya tienen la vista puesta también en la exportación del agua a granel mediante mecanismos de desvío, por gaseoductos y oleoductos, y mediante enormes petroleros. Ya se ha procedido a la reconversión de barcos petroleros para distribuir el agua en determinadas regiones que están dispuestas a pagar el precio que sea por el agua que tan urgentemente necesitan. Los petroleros más pequeños llevan cargas de agua dulce a las islas en Las Bahamas, mientras que los de mayor tamaño van camino de Japón, Taiwan y Corea. Turquía se dispone a vender su agua y trasladarla en petroleros y mediante oleoductos reconvertidos desde el río Manavgat hasta Chipre, Malta, Libia, Israel, Grecia y Egipto.
En el verano del 2000, Israel entabló negociaciones para la compra de unos 52.000 millones de litros de agua al año de Turquía; los barcos cisterna ya están anclados a proximidad de enormes estaciones flotantes amarillas a dos millas de la costa, aguardando la orden de zarpar. La compañía de las aguas turcas afirma que dispone de bombas y de oleoductos suficientes para exportar de cuatro a ocho veces dicho volumen.
Para solucionar los problemas de sequía en los países europeos del Sur, la Comisión Europea se está planteando la posibilidad de obtener agua de los países bien surtidos tales como Austria.
Si sus planes para establecer una red hidrográfica europea se hacen realidad, el agua de los Alpes podría fluir hacia España o Grecia, en lugar de a los embalses de Viena en apenas diez años. "Esto quiere decir que, en teoría, podríamos abastecer a todo el mundo en la Unión Europea, es decir a 370 millones de personas," hace constar Herbert Schroefelbauer, vicepresidente de Verbund, el mayor servicio de suministros hidroeléctricos del país. Un conducto de alta tecnología ya se dedica al transporte de agua de montaña de gran calidad desde los Alpes austriacos hasta Viena, y la propuesta de extender este sistema a otros países está generando muchísima inquietud entre los ecologistas austriacos, que advierten de los daños que estas exportaciones masivas podrían causar al ya vulnerable ecosistema alpino.
Gerard Mestrallet de la Suez Lyonnaise está proyectando un nuevo Canal de Suez - esta vez en Europa. Ha anunciado su intención de construir un enorme acueducto de 160 millas de longitud para transportar el agua del río Ródano a través de Francia hasta la capital de Cataluña, Barcelona.
Para tratar de solucionar la crisis del agua que se va acentuando en Inglaterra, algunos dirigentes políticos y empresariales están pidiendo exportaciones de agua a gran escala desde Escocia, por medio de petroleros o conductos. Ya hay varias empresas inglesas que están examinando la posibilidad de exportar el agua y un empresario escocés declaró al díario The Scotsman que las empresas escocesas también estaban interesadas. Pero el proyecto se complica por el hecho de las distintas inclinaciones políticas, ya que las canalizaciones escocesas siguen siendo propiedad pública, mientras que el agua inglesa es administrada por empresas privadas. Paradójicamente, algunas de estas empresas no han manifestado mayor interés por las exportaciones ya que la escasez del agua en Inglaterra ha mantenido los precios y benefecios a la alza.
El profesor George Flemming de la Universidad Strathclyde afirma que sería relativamente sencillo prolongar los conductos y las vías marítimas naturales que ya existen entre el norte de Escocia y Edimburgo, hasta alcanzar Londres y otros lugares de Inglaterra. Pero el público escocés no está tan facilmente dispuesto a renunciar a su soberanía sobre el agua; cuando la administración escocesa de las aguas, la West of Scotland Water, presentó públicamente un plan para vender el excedente de agua a España, Marruecos y Oriente Medio, la reacción pública fue tal que se vió obligada a desistir. No obstante, muchos piensan que estos miedos terminarán por disiparse; Flemming afirma que Inglaterra y el País de Gales están quedándose sin agua por el calentamiento del planeta y que por lo tanto será inevitable importar el agua corriente.
En Australia, la United Water International ha obtenido la adjudicación del contrato del sistema de canalizaciones de Adelaida (en el sur de Australia), desarrollando un plan a quince años para exportar su agua a otros países para las necesidades de la industria informática y la irrigación de los campos. A las empresas nacionales no se les permitió ofertar por este contrato ya que se dió por sentado que hacía falta una gran multinacional para aumentar el valor de la exportaciones de agua, cuya cifra se calcula en unos 628 millones de dólares.
Varias empresas en el mundo entero se encuentran desarrollando tecnologías que les permitan cargar enormes cantidades de agua dulce en grandes sacos herméticos que se remolcarán a través de los mares. La compañía de aguas Nordic Water de Oslo, Noruega, ha firmado un contrato para la entrega de siete millones de metros cúbicos de agua al año en bolsas al norte de Chipre. Durante la Guerra del Golfo, la Operación Tormenta del Desierto utilizó este tipo de sacos de agua para abastecer a las tropas.
La Aquarius Water Trading and Transportation Ltd. de Inglaterra y Grecia han empezado las primeras entregas comerciales de agua dulce en bolsas de poliuretano que son remolcados por las vías marítimas. La empresa, entre cuyos inversores figuran la Suez Lyonnaise des Eaux, suministra agua a las islas griegas mediante un sistema de canalizaciones que conecta la bolsa al principal canal de abastecimiento de la isla. Aquarius predice que el mercado no tardará en superar los 200 millones de toneladas métricas al año. La flota de bolsas de la empresa se compone de ocho bolsas de 720 toneladas cada una y de dos bolsas de 2.000 toneladas/unidad. Las bolsas más grandes tienen una capacidad de dos millones de litros de agua cada una. Aquarius ha investigado la posibilidad de desarrollar bolsas diez veces mayores y está en busca de capitales para poder producirlas. La empresa tiene puesta su mira en Israel, y dice que diversas grandes empresas de agua se interesan en el proyecto.
Pero nadie se atreve a albergar sueños tan ambiciosos para el comercio del agua como Norteamérica. Cada pocos años surgen proyectos para desviar cantidades masivas de agua canadiense a las regiones donde escasea en EE.UU., hacia el Oriente Medio, por petroleros, gaseoductos, oleoductos o mediante el desvío de los cursos naturales de los ríos, pero son rápidamente desestimados en vista de las protestas del público.
Uno de los mayores proyectos de desvío que se han propuesto era el del GRAND Canal - Great Recycling and Northern Development Canal, o Gran Canal de Reciclaje y de Desarrollo del Norte. Exigía en un principio la construcción de un dique desde la Bahía James hasta el estuario de la Bahía de Hudson (ambas fluyen hacia el norte) para crear un gigantesco embalse de agua dulce procedente de la Bahía de James y de los veinte ríos que allí desembocan. Se pretendía construir una interminable serie de diques, canales, presas, centrales hidroeléctricas y esclusas para desviar el agua a razón de unos 186 mil litros por segundo río abajo por un canal de 167 millas hasta la bahía Georgian, donde se trasvasaría para pasar por los Grandes Lagos y llegar hasta el Sun Belt de la EE.UU.
Otro gran proyecto de esta índole fue el de la NAWAPA - la North American Water and Power Alliance (Alianza Norteaméricana del Agua y de la Energía Hidroeléctrica). El plan original consistía en construir un sinfin de poderosas presas para poder recoger las aguas de los ríos Yukón, Peace y Liard en un enorme embalse que inundaría una décima parte de Columbia Británica para crear un canal desde Alaska hasta el estado de Washington y abastecer a treinta y cinco estados americanos a través de los canales y conductos existentes. El volumen del agua desvíada equivaldría por así decir al caudal medio anual del río San Lorenzo.
A principios de los 90, un consorcio denominado Multinational Water and Power Inc. desembolsó 500.000 dólares para fomentar el desvío del agua del tramo norte del río Thompson (afluente del Fraser) hacia el río Columbia para su distribución por conductos a California.
A lo largo de este último decenio estos proyectos han ido recabando el apoyo del sector empresarial canadiense. En 1991, la revista Canadian Banker vaticinaba que la exportación del agua se convertiría en un negocio multimillonario: "el concepto de la NAWAPA…sigue siendo un increíble catalizador que podría potenciar el cambio económico y medioambiental."
En ese mismo año, la revista Report on Business señalaba: " En los próximos diez años, se espera que la contaminación, la explosión demográfica y las cruzadas contra el medio ambiente contribuyan a la escasez progresiva del suministro mundial de agua dulce. Algunas de las principales empresas técnicas del Canadá se están preparando para el día en que el agua se transporte alrededor del mundo como si se tratara de petróleo, trigo o madera…lo que contará entonces es saber quién tiene el derecho de vender el agua al mejor postor."
Entretanto, los habitantes de las regiones donde el agua escasea siguen sin darse por aludidos. En un artículo publicado en la revista The Atlantic Monthly de julio de 1998, bajo el título "Desert Politics," (la política del desierto) el autor Robert Kaplan hace constar que los habitantes del desierto de Arizona se dejan llevar por una fé ciega en alguna solución milagrosa o panacea que pondrá fin a la escasez de agua, y no por ello dejan de construir en una región que nunca estuvo preparada para albergar a tantísimos seres humanos. Subraya que más de 800 mil personas residen en Tucson y alrededores y unos cuatro millones de habitantes en Arizona, habiéndose multiplicado su población por diez en setenta años. De acuerdo con Wade Graham del Harper's Magazine, los proyectos de urbanismo en Phoenix se desarrollan al ritmo de un acre por hora.
"Quién sabe si, como opinan ciertos ingenieros visionarios, la salvación del Suroeste no termine por llegar de la fría inmensidad de esa esponja verde y húmeda que hay en el norte: Canadá. De ser así, toda una red de nuevas presas, embalses y túneles estarían suministrando el agua del Yukón y de Columbia Británica a la frontera méxicana, mientras que un gigantesco canal acarrearía el agua potabilizada de la Bahía de Hudson desde Quebec al medio oeste americano, y los superpetroleros cargarían con el agua de los hielos del norte desde la costa de Columbia Británica hasta el sur de California - todo ello para alimentar una creciente red de vainas en los que se oye los latidos de la actividad económica de un mundo post-urbano y multi-étnico, " escribe Kaplan.
Informe:EL ORO AZUL. La crisis mundial del agua y la reificación de los recursos hídricos del planeta
Autora: Maude BarlowPresidenta nacional del Council of Canadians (Consejo de los Canadienses)Presidenta del Comité sobre mundialización del agua del IFG