domingo, 20 de septiembre de 2009

Explotación, exportación y comercialización del Agua IX

Un Rendimiento Que Deja Que Desear

La privatización de los suministros municipales de agua en el mundo entero tiene pésimos antecedentes. Desde que dichos servicios fueron privatizados en Francia, las tarifas se han disparado en un 150 por cién. El gobierno francés también informa que el agua potable suministrada a más de cinco millones de personas después de la privatización estaba contaminada. Los magistrados franceses han dedicado buena parte de último decenio a la investigación de alegatos de corrupción contra los ejecutivos de las dos mayores sociedades francesas del agua que fueron inculpadas en tres ocasiones por sobornos encaminados a obtener contratos hidrográficos en Francia.

Public Services International (PSI) informa que entre 1989 (año en que el agua fue privatizada) y 1995, los consumidores ingleses tuvieron que hacer frente a un aumento del 106 por ciento de las tarifas, mientras que los beneficios de las empresas aumentaban en un 692 por ciento. El sueldo del director mejor pagado de la North West Water, por ejemplo, se incrementó en un 708 por ciento. Como resultado de estas subidas de precio, el número de consumidores que han tenido que desconectarse de los servicios ha aumentado en un 50 por ciento desde la privatización. Las empresas de agua británicas fiugran entre los máximos responsables de los daños infligidos al medio ambiente en el Reino Unido. Entre 1989 y 1997, se entablaron 128 demandas judiciales contra las empresas siguientes: Anglian, Severn Trent, Northumbrian, Wessex (subsidiaria de Enron) y Yorkshire.

Por otra parte, la privatización siempre va acompañada por despidos. En Gran Bretaña, las empresas privadas despidieron a un 25 por ciento de la población activa, es decir a unos 100.000 trabajadores, cuando adquirieron los derechos de aguas. En Diciembre de 1999, al recibir la orden del gobierno de rebajar los precios, anunciaron miles de nuevos despidos pese a los lucrosos beneficios que estaban cosechando. En Europa Central, bastaron unos pocos años para que las empresas privadas de suministro de aguas encogieran en un 30 por ciento la población activa de siete ciudades (cuyos derechos habían adquirido). En Sydney, Australia, cuando se privatizó el Consejo de Aguas, miles de trabajadores perdieron su empleo y los precios al consumo doblaron en apenas cuatro años.

Cuando se privatiza el agua, el público suele perder el derecho a obtener información sobre la calidad del agua y las normas vigentes. Se produjo un verdadero enscándalo cuando se descubrió en el verano de 1998 que el agua suministrada por la Sydney, proveedora del agua de Australia ahora controlada por la Suez Lyonnaise des Eaux, contenía altas concentraciones de parásitos giardia y criptosporidium, hecho que le fue ocultado al público cuando se descubrió.

En Ontario, Canadá, el gobierno introdujo la denominada "Revolución del Sentido Común", "revolución" cuyas características principales residían en cortes masivos en el presupuesto del medio ambiente, la privatización de los laboratorios hidrográficos experimentales, la desreglamentación de la infraestructura de protección del agua, y el despido de un elenco de especialistas en este campo. En 1999, justo después de que un estudio del gobierno federal canadiense reveló que una tercera parte de los pozos rurales de Ontario estaban contaminados por el E. coli, el gobierno de la provincia eliminó las pruebas relacionadas con este bacilo de su programa de vigilancia del agua potable, abandonando el programa por completo al año siguiente.

Los resultados fueron catastróficos. Brotes de E. coli en cierto número de localidades hizo cundir el pánico en todas las regiones rurales de la provincia de Ontario. En junio del año 2000, se supo de al menos siete personas, una de ellas un bebé, que fallecieron por ingerir el agua de la pequeña localidad de Walkerton. La localidad había subcontratado las pruebas a una planta perteneciente a una compañía privada de Tennessee. El laboratorio en cuestión, A&L Laboratories, descubrió la presencia de este bacilo mortal en el agua pero optó por no comunicar el hecho a las autoridades provinciales, acogiéndose al derecho que le otorgan las nuevas reglas establecidas en nombre del "sentido común." Un portavoz del laboratorio recordó que los resultados de las pruebas eran "propiedad intelectual y confidencial" y que como tales resultaban ser propiedad exclusiva del "cliente" – es decir los funcionarios de la municipalidad de Walkerton, que no tenían la formación necesaria para saber qué hacer con las pruebas.

Informe:EL ORO AZUL
La crisis mundial del agua y la reificación de los recursos hídricos del planeta
Autora: Maude BarlowPresidenta nacional del Council of Canadians (Consejo de los Canadienses)Presidenta del Comité sobre mundialización del agua del IFG

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