sábado, 29 de noviembre de 2008

Explotación, exportación y comercialización del Agua V

Especies en peligro de extinción

En todo el mundo, la respuesta ante la mayor demanda de agua consiste en construir más presas y en desviar más ríos. Llevamos mucho tiempo manipulando el agua. Incluso las más antiguas civilizaciones, desde los Romanos a los Mayas construyeron acueductos y canales de irrigación. Pero ahora nuestras manipulaciones han alcanzado una escala totalmente insostenible. El número de grandes presas en el mundo ha pasado de apenas un poco más de 5.000 en 1950 a 38.000 hoy día y el número de cursos desvíados para la navegación ha aumentado de ni tan siquiera 9.000 en 1900 a unos 500.000. En el hemisferio norte, hemos canalizado y domado tres cuartas partes del caudal de los grandes ríos del mundo para la alimentación hidroeléctrica de nuestras ciudades. Si bién es cierto que los avances de la técnica moderna han permitido a los gobiernos abastecer el agua a las granjas y ciudades, estas prácticas han hecho mucho daño a la naturaleza.

Las vías navegables del mundo también tienen que hacerle frente a toda la gama de problemas causados por la contaminación tóxica de nuestras modernas industrias. Noventa por ciento de las aguas inmundas de los países en desarrollo siguen siendo vertidas sin previa depuración en los ríos y arroyos.
En los EE.UU., tan sólo un 2 por ciento de los ríos y arroyos del país siguen su curso en su estado natural original; la zona de tierra firme ha perdido más de la mitad de sus pantanos, pérdida que se cifra en un 95 por ciento en el estado de California. La población de aves migratorias y acuáticas ha retrocedido de 60 millones en 1950 a apenas 3 millones hoy día. Los cauces más diversos desde el punto de vista biológico también son los que más se han deteriorado con el subsiguiente enorme peligro para las especies y la naturaleza. "Los EE.UU. son el epicentro mundial de la biodiversidad del agua dulce", afirma Larry Masters de Nature Conservancy. Treinta y siete por ciento de sus peces están en peligro de extinción, así como 51 por ciento de sus crustáceos y 40 por ciento de sus anfíbios, y 67 por ciento de los moluscos de agua dulce ya han desaparecido o están en vías de extinción.

Según la revista National Geographic, en EE.UU. se gastan mil millones de libras de insecticidas y herbicidas cada año, la mayor parte de los cuales van a parar a los sistemas hidrológicos del país. El Consejo de Defensa de los Recursos Naturales afirma que 53 millones de americanos beben agua de grifo contaminada por plomo, bacterias fecales y otros contaminantes nocivos. Casi 40 por ciento de los ríos y arroyos estadounidenses son demasiado peligrosos para la pesca, la natación o su consumo. "Nuestros ecosistemas se están desmoronando en todos y cada uno de nuestros cauces en el Oeste," explica Steve Glazer del grupo de trabajo de Sierra Club encargado de estudiar el Río Colorado.

En Canadá, Jamie Linton ha recabado información sobre una inquietante historia de uso y abuso de un sistema hidrográfico en nombre de la Federación Canadiense de la Fauna y de la Flora. La pérdida de pantanos se extiende a 65 por ciento en el litoral Atlántico, 70 por ciento en el Sur de Ontario, 71 por ciento en las Praderas y 80 por ciento en el delta del Río Fraser en la provincia canadiense de Columbia Británica. La lluvia ácida ha causado un declive de 40 por ciento en las especies de peces en algunos lagos canadienses. Se han construído presas a lo largo de la mayoría de los sistemas hidrológicos del país y es de lejos el país donde más se ha procedido a desviar las aguas de los ríos de sus cauces originales. Más de un siglo de minería, forestería y de industria a gran escala ha afectado hasta la última capa acuática en Canadá y se encuentran residuos químicos tóxicos en hasta los lugares más remotos del Artico.

En los Grandes Lagos de EE.UU., que constituyen el mayor sistema de agua dulce del mundo, el resultado ha sido una "pérdida catastrófica de diversidad biológica", según explica Linton. Janet Abramovitz del Worldwatch Institute añade que los Grandes Lagos han perdido dos terceras partes de sus otrora extensas marismas y que menos de un 3 por ciento de las costas lacustres se prestan a la natación, no son potables y la vida acuática no puede sobrevivir en ella.

El organismo Nature Conservancy ha identificado un centenar de especies y 31 comunidades ecológicas que peligran en el sistema de los Grandes Lagos y señala que la mitad de ellas no existen en ningún otro lugar. Hace doscientos años, en cada unos de los cinco Grandes Lagos florecía una vida acuática que les era propia. En 1900, 82 por ciento de las capturas eran de peces indígenas. Ya en 1966, las especies indígenas alcanzaban tan sólo el 0,2 por ciento de la pesca; el 99,8 por ciento restante correspondía a especies exóticas, la mayoría de las cuales tenían efectos devastadores sobre las indígenas.

La historia se repite en el mundo entero. Los 33 grandes ríos de Inglaterra, salvo uno, están padeciendo; algunos ya han bajado de nivel hasta alcanzar menos de una tercera parte de su profundidad media. El Támesis se expone a secarse y los grandes buques ya deben esperar la marea alta para poder navegar. El desarrollo industrial ha separado el Río Rin en Europa del 90 por ciento de las tierras que irrigaba originalmente y el salmón indígena que normalmente lo remontaba casi ha desaparecido por completo. En los 25 últimos años, las concentraciones de fosfato y de nitrato del Danubio se han multiplicado por seis y por cuatro respectivamente, causando daños incalculables al turismo y a la pesca de la región.

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 80 por ciento de los grandes ríos de China están tan deteriorados que los peces ya no pueden vivir en ellos. La construcción de la presa de Asuán en Egipto en 1970 generó la pérdida de los dos tercios del pescado que se recogía para fines comerciales.El World Resource Institute informa que trás construirse la presa Pak Mun en Tailandia, las 150 especies de peces que vivían en el río Mun desaparecieron casi totalmente. La introducción de especies no indígenas en el Lago Victoria en Africa ha logrado poco menos que destruir la población de especies indígenas, que ya peligraban por los millones de litros de aguas inmundas sin depurar y de desechos industriales que en él se vertían de las ciudades de los vecinos países de Kenya, Tanzania y Uganda. Las tres cuartas partes de los ríos de Polonia también han sido contaminados por productos químicos, aguas inmundas y desechos agrícolas, de manera que su agua ni tan siquiera sirve para uso industrial. Prácticamente la mitad de los sistemas de depuración del agua y del alcantarillado en Moscú no son eficaces o no funcionan y, de acuerdo con el Consejo de Seguridad Ruso, no es potable 75 por ciento del agua de los lagos y de los ríos de la República.

La cuenca del mar de Aral por la que se extienden Afganistán, Irán y cinco países de la ex Unión Soviética fue una vez el cuarto lago de mayores dimensiones del mundo. Los desvíos excesivos han resultado en la pérdida de la mitad de la región que cubría y de tres cuartos de su caudal, mientras que los pantanos circundantes han encogido en un 85 por ciento. Postel lo llama una de las mayores tragedias ecológicas del planeta y hace constar que casi todas las especies de peces y de aves acuáticas han sido totalmente aniquiladas y no queda nada por pescar. Cada año, el viento va recogiendo de 40 a 150 millones de toneladas de una mezcla de sales tóxicas procedentes del lecho del mar desecado y la va esparciendo por las granjas del lugar. Millones de "refugiados ecológicos" han abandonado la región.

No se puede insistir lo bastante sobre la crisis del agua que conoce nuestro planeta hoy día. Las pequeñas soluciones a plazos no conseguirán impedir el desmoronamiento de poblaciones y ecosistemas enteros. Es acuciante y aún posible volver a replantearse de manera radical nuestros valores, prioridades y sistemas políticos. Sin embargo, como veremos en el capítulo siguiente, hay fuerzas en movimiento en el mundo de hoy que, a menos que nos enfrentemos a ellas, terminarán llevando casi inexorablemente al mundo hacia un futuro en el que el agua vendrá a faltar.


Informe:
EL ORO AZUL
La crisis mundial del agua y la reificación de losrecursos hídricos del planeta
Autora: Maude Barlow
Presidenta nacional del Council of Canadians (Consejo de los Canadienses)
Presidenta del Comité sobre mundialización del agua del IFG

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